Luego de un largo viaje, el aeropuerto lleno de gente me parecía encantador. No sabía qué sería de mí en el futuro, pero ahora me encontraba feliz de estar aquí.
Busqué mi maleta y me dirigí a la salida. Cogí un taxi y le pedí que me llevara a algún hotel. Quería darme una ducha, y debía encontrar una casa o departamento de manera urgente.
Además, estaba ansiosa por encontrar a otros como yo, que pudieran aclararme todas mis dudas. Pero... dónde?
Por otro lado, tenía una visita obigada al bosque... no había bebido nada de sangre hoy. Debía encontrar algún ciervo o algo así en aquel lugar. Si no, tendría que conformarme con un simple bistec.
-Sabe si suelen haber animales en el bosque? -pregunté al taxista-.
-Pues... sí, hay animales. Puede encontrar mofetas, ardillas -hice una mueca, eran tomdos demasiado pequeños- con suerte algún ciervo... y osos pardos en temporada.
-Muchas gracias! -contesté- Si había ciervos, con seguridad podría encontrarlos.
Al llegar al hotel me sorprendí, era muy hermoso. Pedí mi habitación y subí a ella.